La disputa del cartesianismo como clave de estudio de
la relacin filosfica entre Spinoza y Leibniz
The Cartesian Dispute as a Key to Study the Philosophical
Relationship between Spinoza and Leibniz
Leila
Jabase (Universidad Nacional de Crdoba Argentina)
Recibido el 27 de diciembre
de 2024 Aceptado el 20 de marzo de 2025
Resumen. Este
artculo analiza la relacin filosfica entre Spinoza y Leibniz en el contexto
de las discusiones sobre el cartesianismo. Propone un itinerario
histrico-filosfico que comienza con el cartesianismo radical, pasando por la
lectura que Leibniz realiza de Spinoza, en un escenario marcado por la reaccin
anticartesiana y las acusaciones de spinozismo. Tambin examina la recepcin de
esta relacin desde finales del siglo XVII hasta la actualidad, destacando las
interpretaciones divergentes que han surgido a lo largo del tiempo. Sostenemos
que la crtica de Leibniz al sistema spinozista no solo refleja su rechazo de
los compromisos teolgico-polticos de Spinoza, sino que tambin constituye una
respuesta programtica a Descartes y sus seguidores, as como al cartesianismo
radical en el que Spinoza estaba inscrito.
PALABRAS CLAVE: Cartesianismo
Mecanicismo Sustancia - Recepcin.
Abstract: This article examines the philosophical relationship between
Spinoza and Leibniz within the framework of discussions on Cartesianism. It
proposes a historical-philosophical itinerary that begins with radical Cartesianism
and explores Leibnizs interpretation of Spinoza in a context shaped by
anti-Cartesian reactions and accusations of Spinozism. The article also
investigates the reception of this relationship from the late seventeenth
century to the present, highlighting the divergent interpretations that have
emerged over time. We argue that Leibnizs critique of Spinozas system not
only reflects his rejection of Spinozas theological-political commitments but
also constitutes a programmatic response to Descartes and his followers, as
well as to the radical Cartesianism in which Spinoza was embedded.
KEY WORDS: Cartesianism Mechanism Substance
- Reception.
La
autora es licenciada y doctora en Filosofa por la Universidad Nacional de
Crdoba (UNC), Argentina. Es especialista en el pensamiento de Spinoza y
Leibniz, y ha publicado artculos en revistas acadmicas de prestigio. Integra
las ctedras de Filosofa Moderna y tica I en la misma universidad, donde
tambin colabora en la enseanza de seminarios especializados. Asimismo, forma
parte de equipos de investigacin en el Centro de Investigaciones de la
Facultad de Filosofa y Humanidades (CIFFyH-UNC),
enfocados en la filosofa moderna. Ha recibido diversas becas de investigacin,
entre ellas la Beca Doctoral SECyT-UNC y la Beca
Interna de Finalizacin de Doctorado del CONICET. Su tesis doctoral abord el
problema de la individuacin en Spinoza y Leibniz, con especial nfasis en los
conceptos de cuerpo y substancia. En la actualidad, investiga las formulaciones
de la relacin uno-mltiple en la modernidad temprana, centrndose en las
conexiones filosficas entre Spinoza, Leibniz y Tschirnhaus.
I.
Introduccin
La
relacin entre Spinoza y Leibniz ha sido objeto de interpretaciones filosficas
e histricas profundamente diversas, muchas de ellas enrgicamente
contrapuestas. Estas interpretaciones reflejan la singular complejidad de
comprender el vnculo entre ambos filsofos, cuya recepcin ha suscitado tanto
entusiasmo como perplejidad. Esto se debe, en parte, a la ambivalencia con la
que Leibniz se refiere a Spinoza y a las consecuencias que dicha relacin ha
tenido en la historia de la filosofa. Tradicionalmente, se ha destacado la
oposicin entre ambos sistemas, enfatizando su incompatibilidad. Sin embargo,
como seala Belaval, no se trata de la incomunicabilidad de dos mundos, lo que
cortara todo intercambio filosfico; sino de una disconformidad. Esta
disconformidad no impide que, en cuanto se pierde de vista la totalidad de cada
sistema y se cie, se encuentren fuertes similitudes entre Spinoza y Leibniz.[1]
Ciertamente,
a primera vista se percibe la diferencia irreconciliable: en un caso la
sustancia es nica y es causa inmanente de todas las cosas, en el otro las hay
infinitas, y encuentran su origen en una unidad dominante que es externa a la
serie o agregado del mundo. As, mientras que Spinoza presenta un monismo
sustancial con infinitos modos, Leibniz postula un universo plural, donde en la
ms nfima porcin de materia pueden encontrarse substancias individuales. Sin
embargo, pese a la persistencia de estas diferencias, ambos comparten
preocupaciones metafsicas fundamentales, como los problemas de la sustancia,
el cuerpo y la causalidad. Estas preocupaciones comunes revelan la influencia
inicial de Spinoza en el joven Leibniz, quien ms tarde se distanciar de su
filosofa al criticar la postulacin spinoziana de
una sustancia nica. Por su parte, la filosofa de Spinoza, controvertida desde
sus orgenes, tambin ha sido objeto de mltiples interpretaciones, muchas de
ellas involucrando directa o indirectamente a Leibniz. Sin embargo, en
ocasiones, estas interpretaciones priorizaron los intereses de sus intrpretes
sobre la fidelidad al texto. Las disputas de religin entre calvinistas y
catlicos,[2] el cartesianismo,
la filosofa de la Ilustracin, la disputa del pantesmo, y el idealismo
alemn, entre otros movimientos, han moldeado la recepcin de Spinoza.
En
consecuencia, el presente artculo analiza los puntos ms significativos de
esta compleja relacin filosfica, y se propone la reconstruccin de un
itinerario histrico-filosfico. Comienza con el cartesianismo radical y la publicacin
del Tratado Teolgico-poltico (TTP), para continuar con la lectura que
Leibniz hace de la obra de Spinoza, en el contexto de las reacciones
anticartesianas y las acusaciones de spinozismo. Posteriormente, abordaremos
los efectos que esta relacin tiene en el siglo siguiente, concentrados en la
polmica del pantesmo y el idealismo alemn. Asimismo, atenderemos a las recepciones
actuales de esta relacin filosfica. Esto nos permitir situar la hiptesis
que presentamos, en relacin con la crtica de Leibniz al spinozismo y al
cartesianismo, as como tambin respecto a las profundas similitudes entre
ambos filsofos. Destacamos a un Leibniz que fue, ante todo, un lector atento
de la obra de Spinoza, y sostenemos que la relacin entre ambos filsofos debe
ser comprendida en el marco de las discusiones sobre el cartesianismo. La
posterior crtica de Leibniz al sistema spinozista no solo revela un rechazo de
los compromisos teolgico-polticos de Spinoza, sino que constituye una
respuesta programtica a Descartes y sus seguidores, as como al cartesianismo
radical en el que Spinoza estaba inscrito. Pues Leibniz tena la intencin de
construir una posicin conciliadora y superadora que responda a las tensiones
entre causalidad divina y libertad de los entes creados. Esta crtica muestra
que Leibniz percibe en Spinoza una forma de llevar el cartesianismo a sus
ltimas consecuencias, lo cual le impulsa a reformular las nociones de
causalidad, individuacin y necesidad. Pese a ello, la lectura que Leibniz hace
del filsofo de msterdam supuso que, por un perodo breve, simpatizara con algunas
de sus ideas. Por lo cual, aunque existe esta oposicin, la relacin entre
ambos filsofos tambin supuso fuertes puntos de encuentro. Esta hiptesis
tambin permite comprender la lectura histrica de la relacin Spinoza-Leibniz,
donde el spinozismo es presentado como una hereja cartesiana y como un campo
de tensin fundamental para el desarrollo posterior de la filosofa moderna y
del idealismo alemn. Sin embargo, la crtica y los elogios de Leibniz muestran
que Spinoza no solo fue un adversario, sino tambin un referente cuya obra
permiti a Leibniz articular sus propias posiciones metafsicas. La
ambivalencia no es una contradiccin, sino una clave de estudio que permite
comprender la relacin filosfica entre ambos.
II.
El cartesianismo radical, la reaccin anticartesiana y las
acusaciones de spinozismo
La
recepcin de la obra de Spinoza, sobre todo entre los propios contemporneos
del filsofo, estuvo marcada por la publicacin del TTP en 1670. La obra tuvo
una suerte de efecto explosivo, y fue inmediatamente condenada como atea y
luego censurada por la Corte de Holanda debido a su crtica naturalista de los
milagros y su interpretacin secular, histrica y racionalista de la Biblia.[3] Asimismo,
tal como muestra Jonathan Israel en su clsica obra La ilustracin radical,
los rumores que resonaron por toda Europa sobre el escandaloso TTP fueron
seguidos rpidamente por la proliferacin de la propia obra,[4] as como
por la aparicin de numerosas refutaciones. Sin embargo, aunque todos ellos refutaban
a Spinoza, tambin por ello contribuyeron a difundir su filosofa.[5]
El
primer ataque pblico provino del maestro de Leibniz, Jacob Thomasius quien, en
su Adversus anonymum de libertate philosophandi publicado en 1670,
describi a Spinoza como un peligroso contractualista, naturalista y libertino.[6] Lo compara
con Thomas Hobbes, el desta ingls Edward Herbert de Cherbury y Lodewijk
Meyer. Asimismo, las universidades alemanas produjeron un flujo constante de
refutaciones: en Leipzig, un centro de la ortodoxia luterana, se poda
encontrar un Catalogus Scriptorum Anti-Spinozanorum.[7]
En cuanto a los cartesianos holandeses, la mayora de ellos se esforzaron en
denunciar a Spinoza de forma encendida y violenta, sobre todo para rechazar los
intentos de la ortodoxia calvinista de asociarlos con su impo sistema. Esto
puede verse en la carta que el propio Spinoza le escribi a Henry Oldenburg en
1675, desahogando su frustracin: algunos estpidos cartesianos, que pasaban
por simpatizar conmigo, a fin de alejar de ellos tal sospecha, no cesaban de
detestar por doquier mis opiniones y escritos, ni han cesado todava.[8]
En efecto, uno de los primeros ataques orquestados contra Spinoza fue por parte
de la red cartesiana en Utrecht. En particular, se destaca el caso de Johannes
Melchioris, quien escribe su Epistola ad amicum (1671),[9]
considerada una de las primeras refutaciones al TTP que circularon impresas.[10] No menor
es la carta de Nicolas Steno, antiguo amigo personal de Spinoza y reconocido
cientfico de la poca, al que tambin Leibniz conoca bien. La misma es publicada
por su autor en 1675, con el ttulo Carta de Niels Stensen sobre la
verdadera filosofa al reformador de la nueva filosofa, volvindose una
suerte de panfleto antispinozista. Poco tiempo
despus, incluso denunci a Spinoza ante el Santo Oficio en Italia,
entregndoles una copia de la tica, logrando as la inclusin de la obra en el
Index
librorum prohibitorum.[11]
De
modo que Spinoza vivi y escribi en una poca de profunda controversia
filosfica en las Provincias Unidas en el contexto de una multiplicidad de
sectas religiosas. Los problemas fundamentales que se debatan incluan la
interpretacin de la Escritura, la inmortalidad del alma, el libre arbitrio, o
la libertad de conciencia. Asimismo, tanto dentro como fuera de la academia,
fue testigo del paso del escolasticismo aristotlico a la nueva filosofa.
Creemos que la obra de Spinoza, as como la primera recepcin que Leibniz hace
de ella, debe entenderse en el contexto de estos debates, centrados en el
cartesianismo.[12] De
particular importancia es la influencia y rol de Spinoza en el llamado cartesianismo
radical,[13] un
movimiento filosfico y poltico que incluy a cartesianos como Lambertus Van
Velthuysen, los hermanos Pieter y Johan De la Court, Jacob Ostens, entre otros,
muchos de ellos cercanos a Spinoza.[14]
Los inicios del movimiento pueden encontrarse en los escritos de Velthuysen,
quien era un mdico y poltico de Utrecht, as como un devoto calvinista.[15] Dedic su
carrera a demostrar que el cartesianismo era coherente con la fe reformada y a aplicar
la Nueva Filosofa a la poltica. Sin embargo, le afliga que otros cartesianos
radicales, Spinoza en particular, hubieran utilizado principios de sus propios
escritos para sacar conclusiones que iban en contra de sus creencias ortodoxas.[16] De modo que
dedic la ltima parte de su vida a argumentar contra lo que consideraba sus
implicancias ateas.
Por
otro lado, el contexto holands de lo que Koenraad O. Meinsma ha descrito como el
crculo de Spinoza, ha sido determinante para comprender el ambiente poltico,
religioso e intelectual que le rode. Adems de los cartesianos radicales
mencionados, se destacan otras figuras y personajes importantes, como el
filsofo libertino Franciscus Van den Enden, sus compaeros colegiantes como el
mencionado Meyer, as como Johannes Bouwmeester, Jarig Jelles, Pieter Balling[17]
y Walther von Tschirnhaus. Este ltimo es de extrema importancia para
comprender algunas de las cuestiones ms debatidas de la fsica y la metafsica
del sistema spinoziano. Su propia obra filosfica, en particular la Medicina
mentis de 1687, combina ideas de Spinoza con elementos cartesianos y
leibnizianos.[18]
Ahora
bien, Spinoza era considerado como parte del cartesianismo radical no solo por
sus contemporneos holandeses, sino que su fama haba traspasado fronteras.
Esta impresin puede encontrarse en Leibniz, cuando redacta en 1677 una carta
dirigida al Duque de Hannover.
All, le comenta que conoce muy bien la controversia que Steno
haba tenido con Spinoza varios aos antes. Se refiere a este ltimo como un hombre de profunda meditacin, que tena el
talento de expresarse claramente.[19]
Pero que Spinoza se haba
apegado a las opiniones del ilustre Descartes, de la manera en que sus
discpulos suelen hacerlo, es decir, sin reservas.
Pero despus
de haber meditado por su cuenta, comenz a advertir que todava haba mucho por
decir. S que a los cartesianos les resulta bastante difcil desprenderse del
prejuicio de la infalibilidad de quien es su maestro, al menos en lo que se
refiere a sus principales afirmaciones [...].
No veo otra forma de desengaarlos que la de obligarles a reducir los discursos
de dicho autor a la forma de una demostracin rigurosa. Creo que fue por este
medio que el Seor Spinoza comenz a desilusionarse, cuando trabaj en probar
los principios del Seor Descartes por medio de demostraciones.[20]
Igualmente,
a principios del siglo XVIII, muchos de los crticos de Descartes que
intentaron desacreditar la filosofa cartesiana asocindola con el spinozismo,
tambin extendieron su crtica a la rama ocasionalista del cartesianismo,
representada por el malebranchismo. Contrariamente al propio Malebranche,
quien, en su Entretiens sur la mtaphysique et sur la religion,
consideraba a Spinoza un verdadero ateo y al spinozismo una doctrina
monstruosa llena de contradicciones evidentes.[21]
Pese a ello, en su tratado antispinozista L'Impie convaincu ou Dissertation
Contre Spinosa de 1684, Nol Aubert de Vers puso considerable empeo en
demostrar que la doctrina del visionario Malebranche conduca directamente a
la doctrina de Spinoza, el ms impo ateo, el de peor reputacin, pero, al
mismo tiempo, el ms sutil que el infierno haya jams vomitado sobre la tierra.[22] Asimismo,
no dudaba en afirmar que los principios del cartesianismo que son los
fundamentos del spinozismo deben necesariamente ser
negados y combatir la vanidad de los discpulos de este impostor.[23] De modo
que, podra decirse que no se llega a ser spinozista por mera casualidad: la
mayora de las veces el punto de partida era el cartesianismo heterodoxo o
radical.[24]
En
consecuencia, para comprender la primera idea que Leibniz se hace de Spinoza,
antes de siquiera haber ledo el TTP, es preciso detenerse en la relacin que
Leibniz entabla con el cartesianismo. El cartesianismo ser uno de los
principales vrtices del vnculo entre ambos, que persistir a lo largo de las
variaciones de la recepcin leibniziana. Asimismo, la manera en la que Leibniz
se sita frente al cartesianismo puede verse incluso en su propia biografa.
Educado en una familia protestante fuertemente creyente, as como por los
luteranos de la neoescolstica en la Universidad de Leipzig, el joven Leibniz
se situaba en un contexto cerrado y conservador.[25]
Al mismo tiempo la enseanza de la nueva Philosophia antiperipatetica de
Descartes y de los cartesianos, es tambin prohibida en la Universidad de
Leipzig por ser contraria a la fe cristiana.[26]
De modo que el acceso de Leibniz a los modernos fue inicialmente restringido. Es
en este contexto que, en una carta a Thomasius su
profesor en Leipzig , Leibniz escribe: en cuanto a m,
confieso que nada soy menos que cartesiano.[27]
No obstante, Leibniz tambin le expone a Thomasius
que l se considera a s mismo un pensador conciliador que pretende forjar su
filosofa tanto a partir de la metafsica aristotlica como de la nueva fsica
mecnica. Insiste en que es un error atribuir a nuestros innovadores [novatores]
el mrito o bien de todo o de nada.[28]
Por el contrario, es mejor corregir los errores de los nuevos filsofos
acudiendo a la historia de la filosofa para comprender las razones profundas
de las interconexiones entre doctrinas.[29]
Sin
embargo, el carcter conciliador de Leibniz no le impide combatir abiertamente
algunas de las ideas de sus contemporneos cartesianos, como es claro en el
caso de Malebranche, con quien tiene una larga disputa. En efecto, Leibniz
tambin asoci a Malebranche con el spinozismo, basndose en que, al privar a
las creaciones finitas de poderes causales, el ocasionalismo tenda a reducir
todas las cosas a meros modos. Asimismo, Spinoza no habra hecho sino llevar
ms lejos las consecuencias de la doctrina cartesiana de las causas ocasionales.[30]
En dicho marco, se comprende la expresin leibniziana
para referirse a Spinoza en trminos de un cartesianismo exagerado,[31]
que puede encontrarse en la 393 de la Teodicea. Pero la acusacin de que el spinozismo era una consecuencia
del cartesianismo no era nueva, y existan prolongados debates sobre si
Descartes era el arquitecto o bien el destructor del spinozismo.[32]
Se
seguir disputando muchos aos despus, existiendo quienes llegaban a sostener
sin rodeos que el malebranchismo es el spinozismo
comenzado y el spinozismo es el malebranchismo
consumado.[33] Incluso
para comentadores como
Vernire, durante las primeras tres dcadas del siglo XVIII, las mejores
mentes de la poca asociaron a Malebranche con el spinozismo.[34] Ciertamente,
para entonces la recepcin de Spinoza en Francia ya se encontraba atravesada
por la figura de Pierre Bayle, quien consideraba a Spinoza tanto como el
admirable ateo virtuoso, como el deleznable escritor del TTP y de la
abominacin moral de la tica. En efecto, en su Dictionnaire
historique et critique, publicado originalmente en 1697, Bayle le dedica a
Spinoza el artculo ms extenso de todos. Con ello, Bayle contribuy en gran modo a la difusin y mantenimiento
de la doctrina spinoziana, tanto a principios como a finales del siglo XVIII.
Esto puede apreciarse en una de las refutaciones contra Spinoza de mayor impacto
de la poca, como fueron las llamadas discusiones de Bredenburg.[35] La
misma alcanza una reputacin y alcance internacional cuando es recogida y
elogiada por Bayle en el mencionado artculo sobre Spinoza. Las discusiones encontraron
su clmax entre los colegiantes de Rijnsburg con la publicacin del libro de
Johannes Bredenburg Enervatio Tractatus Teologico-Politici,[36] en
1675, a propsito de la obra spinoziana. Alcanzaron tal grado de intensidad que
a la larga gener un cisma formal en el movimiento colegiante holands.[37] En
palabras de Bayle, todos los que han refutado el TTP descubrieron en l los
grmenes del atesmo, pero nadie los ha desarrollado con tanta claridad como
el seor Jean Bredenbourg,[38]
pese a ser un hombre que no profesaba las letras y que tena muy pocos
estudios. Sin embargo, habiendo reflexionado una infinidad de veces sobre su
respuesta y sobre el principio de su adversario, descubri que poda reducir
tal principio a una demostracin. Esto lo llev a probar, contra sus convicciones
teolgicas, que la nica causa de todas las cosas es una naturaleza que existe
necesariamente y que acta por una necesidad inmutable, inevitable e
irrevocable. Seguidamente, Bayle menciona el abatimiento que esta demostracin
le ocasion a su autor, puesto que, pese a haber examinado la cuestin desde
todos los lados imaginables tratando de encontrarle una debilidad, jams pudo
encontrar medio alguno para destruirla. A pesar de todo, continu difundiendo
la misma y, as, desatando discusiones viscerales entre sus contemporneos.
Frans Kuyper, su principal adversario, publica luego un dilogo, Den
Philosopherenden Boer (El granjero
filosofante), con el que intenta desacreditar a Bredenburg insinuando que
era secretamente un discpulo de Meyer y de Spinoza y que, por lo tanto, se
opona a la religin.[39] El
escalamiento de la querella continu y Bredenburg no fue finalmente capaz de
enfrentar la principal objecin que le hacan: que consciente o
inconscientemente, su posicin inevitablemente concede la victoria final
Spinoza. Pues segregaba las verdades de la Revelacin y de la filosofa en dos
mbitos totalmente separados y contradictorios,[40] y sostena el rgido
fatalismo de una necesidad ciega, incompatible con la Providencia.
Esta
disputa tiene un gran eco en Leibniz, quien hace referencia a ella tanto en la Teodicea[41] como en
su correspondencia con el fsico holands Burcher De Volder, un personaje de
gran relevancia para comprender el desarrollo de su propia concepcin de la
fsica de los cuerpos, as como los compromisos metafsicos que la sustentan.
En febrero de 1700, Leibniz le pregunta a De Volder, a propsito de los
refutadores de Spinoza, si conoce la historia que Bayle cuenta sobre su
coterrneo Bredenburg, acerca de que
entre Vds., Bredenburg refut
primero a Spinoza en un libelo que edit; pero despus, meditando la cuestin
con ms profundidad, lleg a creer que el razonamiento de Spinoza contena
fuerza demostrativa, lo que le intranquiliz y busc la ayuda de los amigos
para resolver el problema, pero sin xito [...]. Deseara saber dnde consta el
razonamiento de Bredenburg y cmo puede adquirirse.[42]
De
Volder relata extensamente la polmica y las proposiciones principales que
constituyen la demostracin y, finalmente, enfatiza sobre la contradiccin
interna que aquejaba a su autor:
No puede ser que alguien posea una
demostracin que considera perfectamente construida y que, sin embargo, est
convencido de lo contrario de dicha demostracin; esto es lo que le ocurra a Bredenburg [...]; incluso afirmaba expresamente que no
poda refutarla sino admitiendo que de la nada se produce algo, y sin embargo
afirmaba creer lo contrario adhirindose no a la razn sino a la palabra
revelada por Dios.[43]
En
cartas siguientes, Leibniz seguir discutiendo en profundidad con De Volder
sobre las implicancias spinozistas de ciertas doctrinas, al mismo tiempo que
intenta marcarle la cercana con Spinoza que ve en algunas de las opiniones de
ste.
Sin
embargo, as como la asociacin sistemtica de Descartes a Spinoza para
combatir al cartesianismo era la expresin corriente de una contienda de la que
Leibniz era parte, esto no impidi que l tambin fuera acusado de spinozismo.
En este sentido, una de las primeras obras en abordar la relacin entre
Spinoza y Leibniz fue la Dissertationum philosophicarum pentas del
cartesiano Ruardus Andala, publicada en 1712. All, Leibniz es acusado de haber
elaborado el sistema de la armona preestablecida a partir de la teora
spinoziana del alma y el cuerpo, desarrollada por el filsofo holands en la
segunda parte de la tica. El intercambio es un buen ejemplo de cmo el
spinozismo fue a la vez testigo y factor de la progresiva cada de la
filosofa dominante del siglo XVII, el cartesianismo.[44]
Igualmente,
otro de los primeros crticos de Leibniz fue Louis Bourguet, quien en 1714 le
enva una carta en la que sostiene que de los principios de Leibniz se derivan
consecuencias spinozistas.[45]
Bourguet le cuestiona que segn su filosofa no
habra diferencia entre un mundo posible y el mejor mundo posible, siendo este
ltimo nuestro mundo, completamente acabado y determinado por Dios.[46]
Aos ms tarde, Joachim
Lange, el adversario de Christian Wolff en Halle, juzgaba a Leibniz de similar manera.[47] Criticaba
una filiacin entre los estoicos, Spinoza y Leibniz; y acusaba, nuevamente, a
la hiptesis de la armona preestablecida de ser una ramificacin de la falsa
filosofa spinoziana (pseudophilosophiae spinozianae ftus).[48]
Por
otro lado, Johann Georg Wachter, considerado uno de los ms destacados
estudiosos de Spinoza de su poca,[49]
tambin jug un rol significativo en la recepcin de la relacin entre Spinoza
y Leibniz. Wachter no slo era spinozista, sino que tambin estaba
profundamente inmerso en las doctrinas de la cbala cristiana. En su libro Der
Spinozismus im Jdenthumb, publicado en 1699, Wachter asoci el spinozismo
con la cbala, aunque en una primera instancia termina por rechazar ambas
corrientes por atesmo. Sin embargo, luego escribe el Elucidarius
cabalisticus de 1706, en el cual llega a la conclusin opuesta, a saber,
que ambas doctrinas se ajustan a la ortodoxia cristiana. Para llegar a este
resultado, reformul la caracterstica causa inmanente de Spinoza como causa
emanativa, transformando as el monismo naturalista de Spinoza en uno
neoplatnico religiosamente menos ofensivo.[50]
Tambin argument que, segn Spinoza, la materia del universo no es, pues,
nada, sino que es una cosa absolutamente excelente o, como dicen los
cabalistas, espritu.[51] De esta
forma, Wachter se convirti en uno de los primeros en proponer la lectura
idealista de Spinoza. Posteriormente, la misma ser un factor determinante en
la imagen que predomin de Spinoza en Alemania a partir de la polmica del
pantesmo. Si bien la obra de Wachter fue censurada y l mismo marginado por
sus opiniones spinozistas, en el siglo siguiente sus libros fueron ampliamente
ledos y comentados en toda Europa.
Asimismo,
cabe destacar las Cartas
a Serena de Toland, escritas a propsito de las conversaciones mantenidas con
Leibniz y Wachter en la Corte de Berln hacia 1700-1701.[52] Ms de un siglo despus, en 1854, Louis Alexandre Foucher de Careil encuentra
un texto de Leibniz en los archivos de Hanover, en el que Leibniz elabora un
comentario sobre el Elucidarius cabalisticus de Wachter, que tambin
incluye comentarios extensos sobre la lectura que Wachter hace de Spinoza.
Decide publicarlo ese mismo ao con un comentario suyo bajo el ttulo Rfutation
indite de Spinoza par
Leibniz.[53] Al publicar este texto, Foucher de
Careil pretenda mostrar que Leibniz, y no Descartes, fue el mejor racionalista
al elegir refutar el spinozismo y establecer el eclecticismo espiritual sobre
una base firme: slo Leibniz tuvo la fuerza de oponer a
Spinoza un sistema original, que sigue siendo la mejor y nica respuesta
filosfica, y que apoy con una refutacin directa y decisiva.[54] Sin
embargo, pese a la pretensin del ttulo, difcilmente puede decirse que se
trata en efecto de una refutacin por parte de Leibniz, teniendo en cuenta que
el sujeto principal de la misma no es Spinoza sino Wachter.[55]
Asimismo,
pese a que la influencia de Spinoza en territorio alemn era de larga data,[56] hacia el
final del siglo XVIII se establece un punto de inflexin cuando su filosofa se
ve envuelta en la llamada polmica del pantesmo. En cuanto al trmino pantesmo,
se considera que fue acuado primeramente por Toland, en su Socinianism
Truly Stated[57] de 1705,
para describir aquellas doctrinas en las que Dios se identifica con el conjunto
de la naturaleza. La polmica, por su parte, se inici en 1783 como un
enfrentamiento privado entre Friedrich H. Jacobi y Moses Mendelssohn. Sin
embargo, dos aos ms tarde, la disputa se hizo pblica cuando Jacobi edita la
conversacin como un dilogo escrito junto con las cartas que haba
intercambiado con Moses Mendelssohn sobre la filosofa de Spinoza.[58] Es
destacable que se trat de una polmica que comprometi a casi todas las
personalidades filosficas importantes de la poca, que debieron tomar parte
por uno por otro. Es por ello que, junto con la publicacin de la Crtica de
la razn pura de Immanuel Kant en 1781, se considera a la polmica sobre el
pantesmo, tambin llamada Spinozismusstreit, como el acontecimiento
intelectual ms significativo de la Alemania de finales del siglo XVIII.[59] Ms an,
el idealismo alemn ha sido caracterizado muchas veces como una sntesis de las
ideas fundamentales de Spinoza y Kant.[60]
Aunque tal afirmacin puede ser un poco simplista, no es menos cierto que los
idealistas alemanes destacaron la importancia de Spinoza para su propio
desarrollo filosfico, tanto en trminos de acuerdo como de desacuerdo, al
igual que lo hicieron con Kant.[61]
En
el centro del desacuerdo entre Jacobi y Mendelssohn se hallaba la figura de Lessing, quien, poco antes de morir,
le haba confesado a este ltimo su simpata total por Spinoza. Esta polmica
nuevamente involucr de manera directa la figura de Leibniz. En efecto, ms
all de las revelaciones sobre el supuesto spinozismo de Lessing, el libro de
Jacobi discuta principalmente las tesis sobre Spinoza que Mendelssohn ya haba desarrollado treinta aos antes
en los Philosophische Gesprche de 1755, en particular, sobre la
relacin de Spinoza con Leibniz. Incluso, puede decirse que la visin de
Mendelssohn sobre Spinoza en este libro prefigur en cierto modo la recepcin
de Spinoza durante todo el siglo siguiente,[62]
vinculando su figura a la de Leibniz. Ms especficamente, lejos de aprobar el
spinozismo como tal, Mendelssohn consideraba a Spinoza una vctima de la
necesidad histrica: en el desarrollo histrico de la filosofa, argumentaba,
alguien tena que caer en este abismo para que la filosofa pasara del
cartesianismo a la verdad del leibnizianismo.[63]
Como una ofrenda dada en sacrificio al progreso de la filosofa, Spinoza se
transforma, as, en un hroe: cumpli el noble destino de ser un mediador.
Cay en el abismo. Pero su cada posibilit el abandono de la filosofa de
Descartes y el nacimiento de Leibniz, el autntico descubridor de una verdad
ms elevada.[64] Sin
embargo, esto implicaba sostener al mismo tiempo que el leibnizianismo se basa
en el spinozismo. En efecto, en los dos primeros dilogos de los Philosophische
Gesprche, Mendelssohn mostr cmo dos tesis centrales de Leibniz la
armona preestablecida entre el cuerpo y el alma y la concepcin de la mente
divina como regio possibilitatis tienen
races conceptuales que pueden remontarse a Spinoza. La primera tesis no era
original, pues ya la haba sostenido el cartesiano Andala, y tambin haba sido
apoyada por Lange. En ambos casos, sin embargo, la intencin era desacreditar a
Leibniz asocindolo al infame nombre de Spinoza. Mendelssohn concluy
exactamente lo contrario: el spinozismo poda en parte rehabilitarse
precisamente porque constitua la base original de una doctrina posterior,
religiosamente aceptable, a saber, la de Leibniz.[65]
En cuanto a la segunda tesis, se considera una invencin original de
Mendelssohn,[66] pero
implicaba una lectura idealista de Spinoza, incluida una espiritualizacin de la
nocin de extensin que puede remontarse al Elucidarius cabalisticus de
Wachter. Este segundo dilogo propone que aquello que Leibniz designa como el
paisaje de los puros posibles es comparable con aquello que Spinoza designa
como La Naturaleza. De este modo, haba en Leibniz un Urbild y un Nachbild
del mundo, una existencia del
mundo en el entendimiento de Dios antecedenter ad decretum y una
existencia del mundo exterior al entendimiento de Dios que resulta de la
eleccin divina. Segn Mendelssohn, el mundo de Spinoza existe solo en el
entendimiento de Dios, porque las cosas no tienen una potencia propia, y no
existe el concepto de creacin. El sistema spinozista,
por tanto, solo incluye lo que corresponde a la Urbild del mundo en
Leibniz. Por lo tanto, el deus sive natura de Spinoza es un Dios
leibniziano que nunca sale de s mismo para crear.[67]
III. Leibniz lector de
Spinoza. Nuevas polmicas en la recepcin de la relacin filosfica
Leibniz
tuvo noticias de la filosofa de Spinoza siendo muy joven, mucho antes de
estudiarla en profundidad. En 1669 conoca los Principios de la filosofa de
Descartes que Spinoza haba escrito en 1663. Se trata de la nica obra que
Spinoza public con su nombre, pero que no tena la intencin de mostrar con
ella su propia filosofa, sino exponer de la manera ms clara la doctrina de
Descartes.[68] Leibniz
hace referencia a la obra de forma indirecta en una carta a Thomasius, donde lo
enumera junto con Johannes Clauberg, entre otros, como un erudito en el
pensamiento de Descartes.[69]
Asimismo, ley el TTP poco despus de su publicacin, en 1670 o 1671, y luego
volvi a estudiarlo en 1675. En 1671, trat de entablar un intercambio
epistolar con Spinoza, a propsito de cuestiones de ptica. All, Leibniz se
expresa de manera elogiosa sobre Spinoza,[70]
y le enva un folleto que titula Notas sobre ptica avanzada, a la vez que le
ofrece enviarle tambin una copia de su reciente Hiptesis Fsica Nova, en el
caso de que no la tuviera ya. Spinoza le responde que le gustara leer su Hiptesis
Fsica pero que an no ha llegado a La Haya, y le ofrece enviarle un
ejemplar del TTP.[71] Tanto el
debate sobre ptica y la mutua oferta de libros, como la referencia sobre
buscar a alguien que se encargue de la correspondencia entre ambos, o la
posterior visita de Leibniz a Spinoza en La Haya, permiten suponer que
seguramente hubo ms cartas. Sin embargo, son las nicas que aparecen en la Opera
Posthuma de Spinoza y no hay noticia de otras cartas publicadas o conocidas.[72]
Ahora
bien, tal como ya hemos mencionado, la primera idea que Leibniz se hace de
Spinoza, antes de siquiera haber ledo el TTP, se encuentra ante todo
determinada por la opinin fuertemente crtica que tena del cartesianismo. l
mismo se consideraba opuesto a Descartes, y prefera intentar comprender las
interconexiones entre las doctrinas antes que seguir ciegamente una de ellas,
tal como lo hacen, segn crea, los adeptos de Descartes. En efecto, Leibniz
pona gran parte de sus esfuerzos en hacer concordar la filosofa mecanicista,
la teologa cristiana y ciertos aspectos purificados del aristotelismo,[73] y
constituy una labor que mantuvo a lo largo de su vida. En contraposicin,
desconfiaba de los llamados innovadores o novatores trmino con el
que Leibniz generalmente se refera despectivamente a los cartesianos que, con
espritu de secta, despreciaban todo lo que los anteceda.[74]
Tal como sostiene Lrke,[75]
es en conexin con esta actitud antisectaria de
Leibniz que tiene sentido la clasificacin de Spinoza entre los adeptos a
Descartes, que menciona en la carta a Thomasius.
En
cuanto a Spinoza, ya en 1665 se encontraba trabajando en la tica, pero
interrumpe la redaccin de la misma para escribir el TTP, que finalmente en
1670 sale a la luz.[76] La obra
versa sobre la libertad de filosofar y la paz del Estado, y presenta una
interpretacin naturalista de las Escrituras. Asimismo, expone una de las tesis
por la que Spinoza ser ms conocido: la identificacin de Dios con la
naturaleza. La edita de manera annima Jan Rieuwertsz, quien tena la
reputacin de imprimir libros que rozaban la hereja y estaba fuertemente
vigilado por las autoridades.[77] La
noticia llega a odos de Leibniz rpidamente, tal como puede leerse en una
nueva carta a Thomasius de septiembre de 1670, donde recoge la refutacin Adversus
anonymum de libertate philosophandi que su antiguo profesor en Leipzig
haba publicado recientemente. Al mismo tiempo, aunque para entonces Leibniz no
saba con seguridad quin era el autor,[78]
asocia la obra al Leviatan de Hobbes:
Hace poco vi un programa de
Leipzig, sin duda realizado por usted, en el que trataba como se mereca un
libro intolerablemente licencioso sobre la libertad de filosofar. El autor
parece seguir de cerca, no slo la poltica, sino tambin la religin de
Hobbes, cuyos rasgos este ltimo dibuj suficientemente del mismo modo en su Leviatn, obra cuyo ttulo mismo
denuncia su carcter monstruoso: no hay, en efecto, ni siquiera el germen de
esta crtica tan maravillosa ejercida por el individuo arrogante (homo audax) contra la Sagrada Escritura, que no se encuentre
en un captulo entero del Leviatn.[79]
Tal
como seala Parkinson,[80] es Johann
Graevius, profesor cartesiano en Utrecht, quien, en una carta de abril de 1671,
inform a Leibniz de que el monstruoso pensamiento del que proceda este libro
impo era el de Spinoza.[81] Leibniz
le transmite la novedad a Thomasius en enero de 1672, y se refiere a Spinoza
como un judo excomulgado a causa de sus opiniones ateas, as como un hombre
excesivamente cultivado en las letras y un excelente ptico.[82]
Ciertamente, para entonces Leibniz ya haba entablado correspondencia con
Spinoza. Sin embargo, seguidamente, en febrero de 1672, Leibniz le escribe a
Albert von Holten poniendo en duda que Spinoza sea realmente el autor del TTP,
siendo que ya tena certeza al respecto.[83]
Asimismo, un tono hostil puede verse en una carta a Arnauld de noviembre de
1671, donde Leibniz se refiere a Spinoza por su nombre y como el autor de
aquel horrible reciente libro sobre la libertad de filosofar.[84]
Lo cual da cuenta de la prudencia, para algunos, o duplicidad, para otros, con
la que Leibniz se refera sobre cuestiones vinculadas al filsofo judo.[85] Asimismo,
la cantidad de actividad epistolar asociada a su figura puede explicar el
inters cada vez mayor de Leibniz por Spinoza, el autor de una obra que se
encontraba entre los grandes
acontecimientos intelectuales del ao en Europa.[86]
Asimismo, al menos desde 1671, Leibniz ya contaba con una lectura detenida de
la obra, tal como puede confirmarse en la respuesta a la anterior carta de Graevius:
He ledo el libro de Spinoza.
Deploro que un hombre de cultura tan evidente haya cado tan bajo. Su crtica
de los libros sagrados se basa en el Leviatn de Hobbes, pero no es difcil
demostrar que a menudo resulta floja. Escritos de este tipo tienden a derribar
la religin cristiana, cuyo edificio ha sido consolidado por la preciosa
sangre, el sudor y las vigilias prodigadas por los mrtires. Si [tan slo]
pudieran estimular a un hombre igual a Spinoza en erudicin, pero superior a l
en su respeto por el cristianismo, a desenmascarar sus numerosos paralogismos y
su explotacin de las letras orientales.[87]
Ciertamente,
ha de tenerse en cuenta quien es el interlocutor de Leibniz a la hora de
interpretar el compromiso de tales palabras.[88]
Pero es claro que, ms all de que muestre un concepto fuertemente crtico del
TTP, Leibniz ya no consideraba a su autor como un mero filsofo arrogante o un
cartesiano entre otros. Antes bien, se trataba de un hombre que, adems de
tener una gran erudicin sobre cuestiones tanto bblicas como de filosofa
natural, era un hbil adversario. A su vez, como decamos, esta no ser la
nica lectura que realizar de la obra, sino que volver sobre ella bajo un
nuevo cariz entre 1675 y 1676. La misma se enmarca en el contexto de la
estancia de Leibniz en Pars, la cual se extendi desde marzo de 1672 a octubre
de 1676. Este perodo parisino es de fundamental importancia para comprender el
desarrollo filosfico de Leibniz. Pues fueron cuatro aos de profunda
formacin, en los que abandon algunas de las tesis que tena por verdaderas y
sostuvo otras a la luz de sus nuevas investigaciones sobre fsica y matemtica.
En efecto, cuando Leibniz llega a Pars era ante todo un joven diplomtico,
ciertamente culto, pero que an no haba dado muestras reales de sus
capacidades matemticas latentes.[89] Sin
embargo, fue a lo largo de estos aos que Leibniz absorbi la ciencia exacta
avanzada de la poca[90] y se
convirti en uno de los matemticos ms destacados entre sus contemporneos.
Por
otro lado, all tambin conoce a Van den Enden[91]
y, durante una breve visita a Londres en 1673, entabla un importante vnculo
con Oldenburg, secretario de la Royal
Society y amigo cercano de Spinoza. Sin embargo, quien renueva su inters
por la filosofa de Spinoza es con seguridad Tschirnhaus. Leibniz lo conoce
cuando ste arriba a Pars en septiembre de 1675[92]
y rpidamente trab amistad con l. La estrecha relacin cientfica entre
Leibniz y Tschirnhaus est documentada por las numerosas notas conservadas de
sus conversaciones y estudios conjuntos sobre fsica y matemtica.[93] Cuando
conversan sobre Spinoza, Leibniz muestra un gran inters por conocer ms
profundamente su filosofa. Tschirnhaus le revela algunos extractos que haba
hecho de los manuscritos de Spinoza, pero se abstuvo de mostrarle la tica,
dada la promesa que le haba hecho a Spinoza de no hacerlo sin antes
consultarle. Esto se encuentra documentado en la carta que Schuller le escribe
a Spinoza el 14 de noviembre de 1675. Schuller transmite el pedido de
Tschirnhaus, quien cuenta que ha conocido a Leibniz en Pars y le ha parecido
un hombre desprejuiciado y de extraordinaria erudicin.[94]
La
carta es muy ilustrativa de la relacin entre ambos, y menciona otras dos
cuestiones significativas. Por un lado, refiere a una carta que Leibniz le
enva a Spinoza sobre el TTP, lo que abona la tesis de que hubo ms cartas
entre ellos, dado que la que se conserva es sobre temas de ptica. Por otro
lado, tambin da cuenta de que Leibniz contaba con un acceso directo al TTP y
tena un concepto elevado de la obra. Sin embargo, entre el intercambio de
cartas de Spinoza con Leibniz y las palabras de Schuller pasan al menos tres
aos, y la respuesta de Spinoza muestra una gran cautela. Si bien la impresin
que Spinoza tena de Leibniz era la de un hombre versado y liberal, no era
suficiente para confiarle todava la tica, a la cual Leibniz recin
tendr acceso completo cuando se publica la Opera Posthuma
en 1677:
Al seor Lybniz (sic), del que me
escribe, creo que lo conozco por carta, pero ignoro por qu motivo se ha ido a
Francia, siendo consejero en Frncfort. Por lo que he podido colegir de sus
cartas, me ha parecido un hombre de talante liberal y versado en toda ciencia.
Sin embargo, confiarle tan rpidamente mis escritos, lo considero imprudente.
Quisiera saber antes qu hace en Francia y or el juicio de nuestro amigo
Tschirnhaus cuando lo haya tratado ms tiempo y conozca ms a fondo sus
costumbres.[95]
En
efecto, Tschirnhaus contina profundizando su trato con Leibniz al punto de
volverse muy estrecho y prolongarse hasta el final de su estancia en Francia.
En cuanto a la tica, si bien consideramos que es probable que
Tschirnhaus no le haya entregado a Leibniz la obra, respetando su compromiso
con Spinoza,[96] ello no
impidi que le comentara sobre el contenido de la misma. Esto puede colegirse
de las anotaciones que Leibniz escribi a raz de sus conversaciones:
[Mons. Tschirnhaus me habl mucho
del libro del seor Spinoza [...]. El libro de Spinoza ser] sobre Dios, el
alma, la beatitud o la idea del hombre perfecto, de la medicina del alma, de la
medicina del cuerpo. [Pretende demostrar cosas de Dios]; que slo l es libre.[97]
Asimismo,
si bien las anotaciones evidencian que Leibniz comprende bien algunas ideas de
Spinoza, creemos que esto no implica que las comprende de manera suficiente, o
al menos no es equiparable con la que contar luego de acceder a la Opera
Posthuma en 1678.[98] Adems,
Tschirnhaus se vio obligado a reconstruir l mismo los argumentos de la tica,
conllevando ciertas inexactitudes o recurriendo a la doctrina de Descartes. Las
notas de Leibniz, por su parte, resumen una o varias conversaciones que sin
duda tomaron la forma de una reflexin conjunta, sin limitarse a una exposicin
fiel del sistema. Por este motivo es que, para comentadores como Lrke, puede
decirse que [e]l spinozismo que Leibniz lleg a conocer era, pues, un
spinozismo especficamente tschirnhausiano, teido de cartesianismo.[99]
Otra
lectura spinoziana de gran importancia en este periodo es la Carta 12, conocida
como la Carta sobre el infinito. Se trata de las anotaciones de Leibniz
a la carta que Spinoza le enva a Meyer en 1663. Las anotaciones de Leibniz
fueron publicadas por primera vez en 1875 por Gerhardt, y posteriormente
reeditadas en una versin definitiva en la edicin de la Academia, bajo el
ttulo Communicata ex literis
domini Schulleri.[100]
La lectura que Leibniz hace de ella, muestra el profundo inters que le gener,
al punto de que vincul pasajes de esta tanto con otras partes de la obra de
Spinoza que conoca como con problemas matemticos que le preocupaban en ese
momento. En este sentido, es preciso tener en cuenta que el estudio de Leibniz
de la carta se da en un contexto muy especial, que es su gran labor matemtica
vinculada a la invencin del clculo diferencial que, para esta poca, Leibniz
ya haba desarrollado. Sin embargo, cabe destacar el ltimo prrafo de la Carta
12, donde Spinoza desarrolla una crtica de la prueba cosmolgica a posteriori
de Dios, tal como se sostiene en la filosofa escolstica. Esta prueba
establece ad absurdum que no puede haber una cadena infinita de causas y
efectos, sino que necesariamente debe haber una causa primera en la naturaleza.
Segn Spinoza, los peripatticos antiguos y modernos utilizan errneamente el
argumento para probar que debe haber un comienzo de la cadena que corresponde
a una creacin ex nihilo, en la que Dios ocupa la posicin de primera
causa. En realidad, el argumento debe entenderse en trminos lgicos, no en
trminos temporales y causales:
La fuerza del argumento no reside
en que sea imposible que se d el infinito en acto o el proceso de las causas
al infinito, sino slo en que suponen que las cosas que no existen
necesariamente por su naturaleza no son determinadas a existir, a no ser por
una cosa que existe necesariamente por su naturaleza.[101]
Dios
no es el primer eslabn de la serie de las causas, pero es primero en el
sentido de que sostiene la existencia de todos los seres que no son ellos
mismos necesarios: es la potencia causal que recorre toda la cadena como
condicin de la causalidad como tal, y, por tanto, igualmente presente en todas
partes de esta cadena.[102] Leibniz
est de acuerdo:
Esta es una observacin correcta,
que concuerda con lo que yo mismo digo, a saber, que nada existe excepto
aquello que tiene una razn suficiente para existir [...]. De aqu se sigue
algo verdaderamente memorable; que lo que es anterior en la serie de causas no
est ms cerca de la Razn de las cosas, es decir, del Primer ser, que lo que
es posterior; ni el Primer Ser es la razn de las posteriores como resultado de
la mediacin de las anteriores, sino que es la razn de todas ellas de modo
igualmente inmediato.[103]
Como
puede verse, Leibniz reconoce su propio principio de razn suficiente en las
afirmaciones de la Carta 12: Dios es la causa de todas las cosas en cuanto es
la razn suficiente de ellas, el requisito ltimo o ratio rationis.[104]
No es de extraar que Friedmann escriba a este respecto que Leibniz, de
acuerdo con su modo habitual, inflexiona el
pensamiento ajeno hacia el suyo propio.[105]
En este caso, hacia el principio de razn suficiente, y rechaza la idea de una
serie infinita de causas que prescindira de tal principio o Primer Ser, capaz
de dar la razn del Universo. Pues, la serie total de causas debe dar ella
misma una razn de su existencia, de su eleccin segn el principio de lo
mejor, dado que podramos imaginar otra serie total y diferente.
Por
otra parte, como hemos mencionado, Leibniz tuvo un periodo amistoso con
Spinoza, en el que lleg a sostener ideas que contienen una gran resonancia
spinoziana. Cabe mencionar que, desde la publicacin en 1890 del libro de
Ludwig Stein en el que presenta dicho Spinoza-freundliche
Periode, la segunda mitad de la dcada de 1670 ha sido uno de los periodos
ms controvertidos para los historiadores e historiadoras que estudian la
relacin entre ambos filsofos. En cuanto a la tesis general de Stein,
encuentra una respuesta totalmente opuesta en la tesis de Friedmann, quien
dedica una seccin de su libro a refutar la lectura de Stein, negando toda
posibilidad de cualquier tipo de influencia. Dicha lectura se constituy como
una de las ms consolidadas, mientras que la de Stein fue fuertemente criticada,
pero tambin mal comprendida. Por nuestra parte, destacamos la concepcin
monista de la substancia que puede encontrarse en algunos de los escritos
metafsicos del perodo 1675-1676, hoy conocidos como De summa rerum. All
puede verse cmo el problema de la relacin entre lo uno y lo mltiple, uno de
los problemas con mayor pregnancia en su sistema, encontrar en la filosofa de
Spinoza una formulacin de gran atractivo para el joven Leibniz. Tal vez el pasaje
ms spinozista de Leibniz, que muestra de manera clara el compromiso con un
monismo de la substancia, es el que se encuentra en el texto Que un ser
perfecto es posible. All Leibniz dice:
todas las cosas se distinguen no como substancias (es
decir, radicalmente) sino como modos, a partir
del hecho de que en las cosas que son radicalmente distintas, una de ellas
puede ser perfectamente entendida sin la otra, es decir, que todos los
requisitos de una pueden ser entendidos sin que sean entendidos todos los
requisitos de la otra [...]. [P]or consiguiente, la esencia de todas las cosas
es la misma, y las cosas no se diferencian sino en cuanto al modo, lo mismo que
una ciudad contemplada desde el lugar ms alto difiere de la ciudad contemplada
desde el llano.[106]
Sin
embargo, es preciso atender a las limitaciones y especificidades de esta etapa
que se circunscribe a un perodo relativamente corto, a la luz de los
diferentes enfoques y desacuerdos que han existido a lo largo de la historia.
Ms precisamente, entre quienes, por un lado, ven en De summa rerum un
sistema que anuncia las doctrinas maduras de Leibniz y que por tanto es una
suerte de proto-monadologa, acentuando la continuidad y no la ruptura del
sistema. Por otro, quienes ven en De summa rerum una doctrina spinozista
o cercana al spinozismo que, si bien esto no contradice la existencia de
conceptos embrionarios que luego podrn hallarse en textos posteriores de
Leibniz, ellos se encontrarn en cierta tensin con aquella. Es decir,
ponderamos las restricciones que presentan las mismas fuentes, ya que se trata
principalmente de textos que, aunque llenos de ideas, se encuentran
desarrollados a medias, a veces de manera oscura, y cuando se los considera en
su conjunto, pueden resultar contradictorios entre s. Se trata de rasgos que,
ciertamente, Leibniz mismo reconoca: Hay muchas cosas esbozadas y
emprendidas, pero ejecutadas o llevadas a la perfeccin: a decir verdad, nada.[107]
Algo similar escribi sobre el Pacidius philalethi de octubre de 1676, y
que para algunos comentadores se aplica al conjunto de los textos del De
summa rerum: Encontraris, como se dice, carbn como tesoro; como obras
elaboradas, hojas dispersas y restos mal expresados de rpidas meditaciones, y
para el registro slo a veces conservados.[108]
Igualmente, estas muchas cosas esbozadas y emprendidas en este perodo, dan
cuenta de que hubo una coexistencia de pluralidad de ideas que no se resumen ni
se explican por la sola cercana con el spinozismo.
Por esto mismo, pueden encontrarse otros motivos para dudar de que Leibniz haya
sostenido siempre una nica tesis, tanto sobre la relacin entre Dios y el
mundo, como sobre la naturaleza de la substancia. Leibniz admite en ms de una
ocasin la poca en la que comparti, por ejemplo, la explicacin de los tomos
de Demcrito, y pueden encontrarse escritos de 1670-71 en los que se percibe
una clara cercana con el mecanicismo de Gassendi o de Hobbes, cuando Leibniz
se encontraba componiendo su Hypothesis physica nova.
Ahora bien, la simpata
con el spinozismo disminuye luego de que Leibniz tuviera acceso a las ltimas
cartas de Spinoza a Oldenburg durante su viaje a Londres en octubre de 1676, y
visitara al propio Spinoza en La Haya al mes siguiente. El punto lgido de la
ruptura puede identificarse cuando lee la Opera posthuma poco despus de
su publicacin a principios de 1678, alejndose de las hiptesis spinozistas
incluidas en el De summa rerum, y direccionndose hacia lo que ser su
filosofa del llamado periodo medio. En este sentido pueden
entenderse las palabras de Friedmann: parece haber una bisagra: los duros
juicios que Leibniz deja caer sobre Spinoza en [...] el extracto crtico [de la
Opera Posthuma] son hitos que anuncian e incluso abren un nuevo perodo.[109] En
efecto, el cambio de actitud es muy claro entre De summa rerum y sus
notas de lectura de la tica. Ellas contienen la bsqueda de una
refutacin de la primera parte de la obra, casi proposicin por proposicin.
Adems de hacer anotaciones, transcribe pasajes en pginas separadas
acompaados de sus propios comentarios y, finalmente, reescribe toda la primera
parte. Critica la metafsica bsica de Spinoza por oscura y contradictoria,
formulando, en particular, una serie de objeciones a la teora de los
atributos. Asimismo, refiere a la teora de la beatitud y de la eternidad del
alma de Spinoza, y no est de acuerdo con que nada sobreviva salvo lo que es
eterno en la mente, o sea la idea o esencia del cuerpo. En efecto, dado que el
cuerpo se encuentra siempre en constante cambio, le resulta difcil ver cmo su
idea puede seguir siendo la misma. No obstante, algunos comentadores y
comentadoras han visto en la lectura que hace de la obra de Spinoza,
acotaciones que, aunque busquen aclarar supuestos equvocos terminolgicos, en
la mayora de los casos introducen importantes distorsiones de sentido en
relacin con la intencin real de Spinoza. En particular, para Hart, Leibniz
adapta el vocabulario de la tica a la lgica aristotlica y
neoescolstica que rige su propio sistema;[110]
y, para Lrke, lejos de cumplir el objetivo de clarificacin, este modo de
proceder [...] hace imposible cualquier comunicacin real entre la doctrina de
Spinoza y la de Leibniz.[111]
Por
ltimo, cabe destacar que a finales del siglo XIX y principios del XX, hubo un
significativo surgimiento de estudios dedicados exclusivamente a la relacin
entre Spinoza y Leibniz. A diferencia de los comentadores del pasado, estos
estudios implicaron la publicacin de trabajos monogrficos especializados.
Entre ellos, hubo quienes argumentaron a favor de una influencia directa de
Spinoza en la metafsica de Leibniz, otros que negaron toda posibilidad de un
acercamiento y, por ltimo, desde una perspectiva ms moderada, hubo quienes
plantearon que durante algunos aos el alemn tuvo una considerable cercana
con el spinozismo. Sin embargo, la gran mayora de las interpretaciones
subsiguientes se inclinaron por negar cualquier relacin entre sus propuestas
y, en dicha medida, tuvieron por objeto fundamental probar la independencia de
las tesis de Leibniz e incluso su rechazo continuo al spinozismo. Entre ellas,
es particularmente destacable la lectura de Friedmann,
quien sostuvo que ambos filsofos se encuentran tan alejados que muchas
veces parecen no comunicarse el uno con el otro.[112]
Asimismo, fueron un ejemplo incomparable de tesis y anttesis en la dialctica
de la historia de la filosofa;[113]
donde sus pensamientos van [...]
en sentidos exactamente contrarios y, por ello, estaban destinados a chocar
violentamente.[114] Tambin
Parkinson, quien contina esta idea de un modo incluso ms radical, argumenta
que no hay ningn momento de cercana al spinozismo ni
siquiera en los aos parisinos de 1672-1676, siendo la filosofa leibniziana
asimismo opuesta al pantesmo y al determinismo.[115]
Stuart Brown[116]
y Christia Mercer[117] tambin
continan esta lnea interpretativa. Mercer sostiene que Leibniz nunca fue
pantesta de ningn tipo: si bien es cierto que estaba fascinado con la
metafsica de la tica y que respondi a los detalles del sistema de
Spinoza durante gran parte de su larga vida, es falso que el pantesmo
spinozista le tentara seriamente.[118]
Por ltimo, Robert M. Adams tambin atiende a la influencia spinoziana en
Leibniz.[119] Coincidimos
parcialmente con l que, pese a algunas excepciones en las que se mencionan
ciertas coincidencias, la tendencia preponderante en la erudicin [...] es
argumentar que Leibniz fue siempre fundamentalmente opuesto a Spinoza.[120] Sin
embargo, es preciso remarcar que Adams realiza tal diagnstico a finales de
siglo XX, en un momento en el que se da un nuevo punto de inflexin en la
historia de la recepcin de la relacin entre ambos filsofos. El escenario ha
variado considerablemente desde entonces, y las lecturas actuales, en general,
adoptan posturas ms intermedias. Existe un nmero cada vez mayor de
intrpretes que vuelven a reparar en la idea del perodo amistoso entre ambos
sistemas. Aunque, ciertamente, ello no implica necesariamente cuestionar la
independencia de la filosofa primera de Leibniz ni, menos an, de los
conceptos del perodo maduro. Se destaca, entre otras, la tesis que Mark
Kulstad present en el VI Internationaler Leibniz-Kongress de 1994, Did
Leibniz incline toward Monistic Pantheism
in 1676?;[121] as
como la obra monumental de Lrke, Leibniz lecteur de Spinoza. La gense
dune opposition complexe, en la que se analizan meticulosamente las
fuentes y la historia de la recepcin de estas.[122]
Destacamos tambin la tesis de Rodolfo Fazio, quien sostiene que la radical
oposicin que a primera vista se percibe en sus sistemas contrasta con un
parecido primigenio difcil de precisar,[123]
y analiza la posible influencia positiva de la metafsica de Spinoza en
el desarrollo de la nocin leibniziana de substancia. En particular, evala que
la lectura de la tica por parte de Leibniz en 1678 tiene relevancia a
la hora de comprender la reforma en el concepto de substancia que el propio
filsofo alemn declara haber llevado adelante a partir de 1679.[124]
IV. Consideraciones finales
La lectura que aqu hemos
propuesto se inscribe en la lnea de estudios contemporneos que
buscan revalidar la tesis de una recepcin inicial positiva de Spinoza por
parte del joven Leibniz, seguida de una marcada ruptura tras la lectura de la Opera
Posthuma. Asimismo, las
diferencias interpretativas tan pronunciadas que, como hemos mostrado, pueden
encontrarse a lo largo de ms de trescientos aos de historia, pueden
explicarse por al menos dos variables principales. Por un lado, por la
complejidad del problema que constituye la relacin entre ambos filsofos donde
no solo se juegan importantes compromisos metafsicos, sino que la misma se
inscribe en un contexto teolgico-poltico difcil. Es decir, existieron constantes
acusaciones cruzadas, as como una marcada actitud ambivalente de Leibniz en lo
que respecta a sus declaraciones sobre Spinoza y el spinozismo, que variaban
entre el elogio y el desprecio, segn la fecha y el receptor al que iban
dirigidas. Por otro lado, por la aparicin de cada vez ms textos de Leibniz,
antes inditos y, por tanto, inaccesibles a los estudiosos y estudiosas de
otros perodos, los cuales se suman a un ya extenso y abultado corpus
leibniziano.
Por
nuestra parte, examinamos la relacin filosfica entre Leibniz y Spinoza a
travs de los diversos personajes que nutrieron el escenario y el contexto
histrico del problema. Esto nos permiti determinar el papel central del
cartesianismo como eje articulador de dicha relacin. Establecer esta
interseccin ayuda no solo comprender a sus diferencias, sino tambin a
identificar preocupaciones comunes, como la sustancia y la causalidad. La
ambivalencia de Leibniz hacia Spinoza no debe entenderse como una
contradiccin, sino como una clave para desentraar la riqueza de su dilogo
filosfico. Igualmente, frente a las diversas interpretaciones historiogrficas
y filosficas que reviste, consideramos que esta problemtica, lejos de haberse
agotado, sigue necesitando ser explorada. De este modo, buscamos aportar una nueva luz no solo sobre las diferencias
irreconciliables, sino tambin respecto de sus afinidades, con el objeto de
mostrar hasta qu punto puede encontrarse en ambos filsofos preocupaciones
comunes. En cuanto al esfuerzo posterior
de Leibniz por destruir el spinozismo, nos parece sugerente en lo que
respecta a la manera en que el pensamiento de uno se refracta en el del otro.
No solo por ser una filosofa con la que Leibniz comparti compromisos
metafsicos en el pasado, sino ante todo por ser tan opuesta a su vocacin
conciliatoria, por la que es tan conocido. En efecto, la de Spinoza es la nica
doctrina filosfica de envergadura que es completa y explcitamente excluida de
lo que suele denominarse como su eclecticismo conciliatorio.[125]
Es decir, su pretensin de integrar toda la tradicin filosfica al seno de su
propio sistema, al modo de un centro de perspectiva en el que todas las
doctrinas se encontraran reunidas. Sin embargo, es claro que la asociacin a
Spinoza impedira a Leibniz que sus propias ideas filosficas fueran bien
recibidas, teniendo en cuenta el sistema teolgico-poltico de una poca que
ambos compartan.
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[1] Cf. Belaval, Yvon, Leibniz lecteur de Spinoza, en Archives de Philosophie, N 46, 1983, pp. 531-552.
[2] Cf. Bunge, Wiep
van, From Stevin to Spinoza. An Essay on Philosophy in the Seventeenth-Century
Dutch Republic, Leiden,
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sans glise: La conscience rligieuse et le lien confessionnel au 17e sicle,
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[3] Cf. Groot
Placaet-Boek vervattende deplacaten [...] van de Staten Generael der Vereenigde
Nederlanden ende van de [...] Staten van Holkndt ('s Gravenhage, 1658-1796), 9 vols., III, p.
523-4.
[4] Israel, Jonathan, La
ilustracin radical. La filosofa y la construccin de la modernidad, 1650-1750,
Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2017, pp. 351-533.
[5] Cf. Israel.,
Jonathan, The Banning of Spinoza's Works in the Dutch Republic (1670-1678),
en Bunge, Wiep van y Klever, Wim (eds.) Disguised and overt Spinozism around 1700, Leiden, Brill, 1995a, p. 11.
[6] Thomasius, J. (1670/1693) Adversus
anonymum, de libertate philosophandi,
en Thomasius, Chr. (ed). Dissertationes
LXIII. Hal Magdeburgic:
Impenis Johannis Friderici Zeitleri, pp. 571-584.
[7] Ver Beiser, Frederick, The Fate of Reason:
German Philosophy from Kant to Fichte, Cambridge, Harvard University Press,
1987, p. 48.
[8] Los textos de Spinoza se citarn segn las
siguientes abreviaturas: Ep Epistolae;
PPC Renati des Cartes Principiorum
Philosophiae. Las referencias a los textos
latinos originales de Spinoza se basan en la pera de Spinoza, editada por Carl
Gebhardt, y siguen este formato: G/ nmero de volumen/ nmero de pgina/.
[9] Melchioris, Johannes, Epistola ad amicum, contiens censuram libri, cui titulus: Tractatus theologico-politicus,
Utrecht, Cornelius Noenaert, 1671. Vase: Ep 68, G/IV/299.
[10] Gootjes, Albert, The
First Orchestrated Attack on Spinoza: Johannes Melchioris and the Cartesian
Network in Utrecht, en Journal of the History of Ideas, Vol. 79, No. 1,
2018, pp. 23-43.
[11] Cf. Leen Spruit y Pina Totaro (eds), The
Vatican Manuscript of Spinozas Ethica. Leiden/Boston, Brill,
2011.
[12]
Sin embargo, tal como marca Nyden-Bullock, el trmino cartesianismo era muchas veces
utilizado en un sentido bastante amplio e inclua la Nueva Filosofa en general
y no solo las ideas de Descartes. Nyden-Bullock, Tammy, Radical Cartesian Politics: Velthuysen, De la Court
and Spinoza en Studia Spinozana
15 Spinoza and Dutch Catesianism, Wrzburg, Knigshausen &
Neumann, 2006, pp. 35-65.
[13] Cf. Israel,
Jonathan. (1995b) The Dutch Republic: its rise, greatness, and fall
1477-1806, Oxford, Oxford University Press, p. 787.
[14] Meinsma, Koenraad O, Spinoza et son cercle: tude critique
historique sur les htrodoxes hollandais, Paris, Vrin,
1983.
[15] Nyden-Bullock, Tammy, op. cit., p. 41.
[16] Cf. Krop, Henri,
Spinoza and the calvinistic cartesianism
of Lambertus van Velthuysen en Studia Spinozana
15 Spinoza and Dutch Catesianism, Wrzburg: Knigshausen & Neumann, 2006, pp. 107-132.
[17] Cf. Bunge, Wiep
van, Spinoza Past and Present Essays on Spinoza, Spinozism, and Spinoza
Scholarship, Leiden, Brill, 2012.
[18] Tschirnhaus, E. Walther von, Medicina mentus
sive Tentamen genuin Logic. Amsteldami, Apud Albertum Magnum,
& Joannem Rieuwerts Juniorem, 1687.
[19] A
menos que se indique lo contrario, todas las traducciones del francs, ingls y
latn son de mi autora. Los textos
de Leibniz se citan de acuerdo a las siguientes abreviaturas: A (Smtliche Schriften und Briefe, ed. Akademie der Wissenschaften,
Berln, Akademie-Verlag 1923-[...]), seguido del
nmero de serie y de volumen en nmeros romanos y arbigos, y del nmero de
pgina en nmeros arbigos. GP (Die philosophischen
Schriften, ed. C.I. Gerhardt, 7 vols., Berlin, Weidmann, 18751890) seguido
del nmero de volumen en nmeros romanos y de pgina en nmeros arbigos; y LT
(Leibniz-Thomasius. Correspondance 1663-1672, Richard Bods (ed.), Pars, Vrin,
1993) seguido del nmero de pgina en nmeros arbigos. La cita indicada se
encuentra en: A, VI-4, 2197.
[20] A,
VI-4, 2197.
[21] Malebranche, Nicolas, Oeuvres,
2 vols., Paris, Gallimard, 197992, p. 826.
[22] Vers, Nol A. de, L'Impie convaincu ou
Dissertation Contre Spinosa dans laquelle on rfute
les fondaments de son athisme, Amsterdam, Crlie, 1684.
[23] Ibd., Prefacio.
[24] Cf. Moreau,
Pierre-Franois y Lrke, Mogens,
Spinozas Reception en The
Cambridge Companion to Spinoza, Don Garrett (ed.), Cambridge, Cambridge University
Press, 2022, p. 413.
[25] Goldembaum, Ursula, Transubstantiation,
Physics and Philosophy at the Time of the Catholic Demonstrations en Brown,
Stuart (ed.), The Young Leibniz and his Philosophy, Dordrecht, Kluwer
Academic Publishers, 1999, p. 92.
[26] Beiser, Frederick, op. cit., p. 48.
[27] GP/IV/163.
[28] GP/IV/163.
[29] GP/IV/163.
[30]
GP/IV/590.
[31] A,
VI-4, 350.
[32] Por
ejemplo, vase Regius, Johannes, Cartesius
verus spinozismus architectus. Amstelodami, B. Lakeman, 1723.
[33] Ramsay, Andrew M., Appendix to the Foregoing
Work Containing a Refutation of the First Book of Spinozas Ethics by Which the
Whole Structure Is Undermined. en The Philosophical Principles of Natural
and Revealed Religion, Unfolded in a Geometrical Order: 425541, Glasgow, Robert
Foulis. 1748, p. 536.
[34] Vernire, Paul, Spinoza
et la pense franaise avant la Rvolution, Paris, PUF, 1954, pp. 260.
[35] Israel, Jonathan, La ilustracin radical, op. cit., pp. 426-446.
[36] Bredenburg Johannes, Enervatio
Tractatus Teologico-Politici,
una cum demonstratione,
geomemco ordine disposita, Naturam non esse Deum. Rterdam,
1675.
[37] Israel, Jonathan, La ilustracin radical, op. cit., p. 426.
[38] Bayle, Pierre, Diccionario histrico y crtico.
Seleccin, Buenos Aires, El Cuenco de Plata, 2010, p. 358.
[39] Israel, Jonathan, La ilustracin radical, op. cit., p. 433.
[40] Ibd., p. 444.
[41]
En efecto, Leibniz reproduce
textualmente el relato que Bayle hace de las discusiones de Bredenburg.
Cf. 373, A, VI-6, 337.
[42] GP/II/213.
[43] GP/II/218-219.
[44] Moreau, Pierre-Franois y Lrke,
Mogens, op. cit., p.
414.
[45] Cf. GP/III/575.
[46] Cf. GP/III/573.
[47] Lange, J. Joachim, Causa Dei et religionis naturalis adversus atheismum, Halle Saxonum,
1727. [Facsmil en Wolff, Christian, Gesammelte Werke, vol. 3/17, Hildesheim,
Georg Olms Verlag, 1984.]
[48] Citado en Belaval, Yvon, op.
cit., p. 551.
[49] Cf. Moreau, Pierre-Franois
y Lrke, Mogens, op. cit., p. 418.
[50] Cf. Ibd. pp. 418-419.
[51] Wachter, Johann G. Elucidarius cabalisticus, sive reconditae Hebraeorum philosophiae brevis et succincta recensio, Rome,
1706. [Facsmil en Schrder, W. (ed.),
Freidenker der europischen
Aufklrung, vol. I-2,
Stuttgart-Bad Cannstatt, Frommann-Holzboog, 1995, p. 46].
[52] Toland, John, Letters to Serena, Londres,
Bernard Lintot, 1704.
[53] Foucher de Careil, Louis. A., Rfutation indite de Spinoza par Leibniz,
prcde dun mmoire, Paris, Brire, 1854.
[54] Foucher de Careil, Louis. A., Introduction en
Foucher de Careil, Louis A. (ed.), Nouvelles Lettres et Opuscules indits de
Leibniz, Paris, Auguste Durand, 1857, p. C LIX.
[55] Georges
Friedmann incluso dir que el texto es de mediocre valor para la
interpretacin del spinozismo. Friedmann,
Georges, Leibniz et Spinoza, Paris, Gallimard,
1946, p. 212.
[56] Acerca de la recepcin de Spinoza en Alemania
durante la primera mitad del S XVIII, vase la obra de Sol, M. Jimena, Spinoza
en Alemania (1670-1789). Historia de la Santificacin de un filsofo maldito. Crdoba, Brujas, 2011; as como Bell, David, Spinoza
in Germany from 1670 to the age of Goethe, Londres, Institute of Germanic
Studies, University of London, 1984.
[57] Por otro lado, si bien el trmino es
tradicionalmente atribuido a Toland, quien lo utiliza en ingls y lo
populariza, pueden tambin encontrarse ocurrencias del trmino en latn en la
obra del newtoniano ingls: Joseph Raphson, De Spatio
reali, Londres, Typis Tho, 1697 (de donde Toland lo
extrae). Cf. Moreau, Pierre-Franois y Lrke, Mogens, op.
cit., p. 419.
[58] Jacobi, Friedrich H., ber die Lehre des Spinoza in Briefen an den Herrn
Moses Mendelssohn, 1785.
[59] En
palabras de Beiser, la controversia sobre el
pantesmo cambi por completo el mapa intelectual de la Alemania del siglo
XVIII y sigui preocupando a los pensadores hasta bien entrado el siglo XIX. Beiser Friedrich, op.
cit., p. 44.
[60] Frster, Eckart, Melamed, Yitzhak Y., Introduction
en Frster, Eckart, Melamed, Yitzhak Y. (eds.), Benedictus de Spinoza and
German Idealism, Cambridge, Cambridge University Press, 2012, p. 1.
[61] Ibid., p. 1-2.
[62] Cf. Moreau,
Pierre-Franois y Lrke, Mogens, op. cit., p.
424.
[63] Cf. Mendelssohn, Moses, Debate sobre Spinoza.
Mendelssohn/Lessing, Sol, Jimena (trad.), Crdoba, Encuentro, 2010, pp.
55-56.
[64] Sol,
Jimena, op. cit., p. 170.
[65] Morfino, Vittorio, Lo spinozismo di Leibniz.
Linee di una ricostruzione delle storia della
questione, en ACME, vol. 49, Nro. 3, 1996, p.
58.
[66] Lrke, Mogens, Leibniz lecteur de Spinoza. La
gense dune opposition complexe, Paris, Honor Champion, 2008, p. 51.
[67] Ibidem.
[68] En efecto, Spinoza la escribe para un joven
alumno, lo cual puede comprobarse en el prlogo que Meyer hace de la obra. Cf.
PPC/Pref., G/I/132.
[69] GP/I/16.
[70] Entre los dems elogios que la fama ha divulgado
sobre usted, opino que est tambin su extraordinaria pericia en asuntos de
ptica. Ep45 G/II/230.
[71] Si
todava no ha llegado a sus manos el Tratado teolgico-poltico le
enviar un ejemplar, si no le molesta. Ep46 G/II/234; Ep45 G/II/230.
[72] Lo cual a su vez puede explicarse por el cuidado
que los amigos de Spinoza tuvieron a la hora de editar pstumamente la obra de
Spinoza, en la que se omitieron muchos sellos y nombres propios y, posiblemente
se hizo una seleccin de la correspondencia. Cf. Stein, Ludwig, Leibniz
und Spinoza, Berlin, G.
Reimer, 1890, p. 28; Parkinson,
George H.R., Leibnizs Paris Writing
in Relation to Spinoza en Leibniz
a Paris (1672-1676), Studia Leibnitiana Supplementa, vol.
18, no. 2, Wiesbaden, Felix Steiner Verlag, 1978, p. 75, nota 4.
[73] Cf. Lrke, Mogens, op. cit.,
p. 83.
[74] Cf. A, VI-4, 1482.
[75] Cf. Lrke, Mogens, op. cit., p.
88.
[76] Sobre la redaccin de la tica, cf. Ibd.,
p. 93, Israel, Jonathan, op. cit., pp. 359-269.
[77] Cf.
Ibd. pp. 347-359.
[78] Hay distintas conjeturas sobre la probabilidad de
que Leibniz haya ledo el TTP antes de saber que era Spinoza su autor. Cf. Lrke, Mogens, op. cit., p.
96-97, Vernire, Paul, op. cit.,
p. 100.
[79] LT, 261.
[80] Parkinson, George H.R., op. cit., p. 75.
[81] El ao pasado apareci ese libro pestilente, cuyo
ttulo es Discursus Theologico
Politicus, que, habiendo seguido los pasos de
Hobbes, [...] abri la ventana al atesmo. Su autor se dice que fue un judo
llamado Spinoza que haba sido recientemente excomulgado a causa sus opiniones
monstruosas, y su libro tambin fue proscrito por las autoridades a causa de la
misma razn. Supongo que lo has visto, pero si no, te lo enviar. A, I-1, 142.
[82] El
autor del libro sobre la libertad de filosofar, del que has presentado una
breve pero elegante refutacin a modo de programa, es Benedict Spinoza, un
judo αοσυναγωγος [expulsado de la sinagoga], a
causa de la monstruosidad de sus opiniones, segn me cuentan desde Holanda. Por
otra parte, es un hombre excesivamente culto en todas las ramas de las letras
y, sobre todo, un excelente ptico, que perfecciona unas gafas bastante
notables. LT, 336.
[83] Si
Spinoza es el autor de este libro, me parece que no es tan seguro. Por eso me
abstengo de nombrarlo, sobre todo en pblico. A, II-1, 208.
[84] GP/I/76.
[85] Cf. Meinsma, Koenraad O, op. cit, pp. 291, 360-61; Vernire,
Paul, op. cit
pp. 99, 108, 254; Bell, David, op. cit, p. 8; Friedmann, Georges, op.
cit, pp. 250-273; Lrke,
Mogens, op. cit.,
pp. 96-97.
[86] No es en absoluto
excesivo pensar que durante esos dos aos (1670-71), la publicacin del Tractatus
fue para Leibniz el gran acontecimiento intelectual en Europa. Vernire, Paul, op. cit., p. 100.
[87] A, I-1, 148. Trad. del francs en Friedmann,
Georges, op. cit., p 64.
[88] Graevius, junto con Van Velthuysen ambos profesores de la Universidad de Utrecht, se contaban entre los crticos ms severos de Spinoza. Sin embargo, durante su estancia en aquella ciudad, Spinoza los conoci y, tiempo despus, Graevius entabl un vnculo directo con l. Cf. Ep49, G/IV/238.
[89]
Sobre la evolucin de Leibniz hacia la madurez matemtica, cf. Hofmann, Joseph E.
Leibniz In Paris 1672-1676. His Growth to Mathematical Maturity, Londres, Cambridge University
Press, 1974.
[90] Como por ejemplo cuando Claude Clerselier (16141684) le confa los manuscritos de Descartes, que Leibniz lee atentamente por primera vez, cf. A, VI-3, 213-17, 386-87. Cf. Lrke, Mogens, op. cit., p. 362.
[91] Cf. GP/IV/339, (Teodicea 376); Parkinson, George H.R., op. cit., p. 76.
[92] Cf. Hofmann,
Joseph E., op. cit., p. 50.
[93] Cf. Ibd., p. 174.
[94] Cf. Ep70, G/II/302-303.
[95]
Ep72, G/II/305
[96] Sobre
la conjetura de la conducta de Tschirnhaus, se apoya
en la consideracin de un caso paralelo de la misma poca, su relacin con
Christian Huygens, y que puede verse en una carta de Spinoza a Schuller. Cf. Ep72 G/IV/305.
[97]
A,VI-3, 384-85.
[98] En esto coincidimos con Lrke
y no tanto con Parkinson, quien sostiene lo contrario. Cf. Lrke, Mogens, op. cit., p. 422; Parkinson, George H.R., op. cit.,
p. 83.
[99] Lrke, Mogens, op. cit., p. 423.
[100] Cf. A,VI-3, 275-282.
[101] Ep12, G/IV/62.
[102] Cf. Lrke,
Mogens, op. cit., p. 435.
[103] A, VI-3, 282.
[104] Cf. A, VI-3, 40-41.
[105] Friedmann, Georges, op.
cit., p. 84.
[106] A, VI-3, 573.
[107] Citado en : Baruzi, Jean,
Leibniz et lorganisation religieuse de la terre, Pars,
Flix Alcan, 1907, p. 234.
[108] Citado en: Fichant, Michel, Les concepts
fondamentaux de la mcanique selon Leibniz en 1676, en Heinekamp, Albert y
Mettler, Dieter (eds.), Leibniz Paris (16721676). Tome 1: Les Sciences, Wiesbaden, Steiner Verlag, 1978, p. 232
[109] Friedmann, Georges, op. cit., p. 113.
[110] Hart, Alan, Leibniz on Spinozas Concept of Substance en Studia
Leibnitiana, vol. 14, no. 1, Franz Steiner Verlag, 1982, p. 77.
[111] Lrke, Mogens, op. cit., pp. 846-847.
[112] Friedmann, Georges, op.
cit., p. 204.
[113] Ibd., p. 35.
[114] Ibd., p. 296.
[115] Parkinson, George H.R., op. cit., pp. 73-89.
[116] Brown, Stuart, The Proto-Monadology of the De Summa Rerum en
Brown, Stuart, The Young Leibniz and His Philosophy (1646-1676),
Dordrecht, Kluwer, 1999, pp. 263-288.
[117] Mercer, Christia, Leibnizs Metaphysics:
Its Origin and Development, Cambridge, Cambridge University Press, 2001,
pp. 427-460; y Leibniz and Spinoza on Substance and Mode en Pereboom, Derk (ed.), The Rationalists: Critical Essays
on Descartes, Spinoza, and Leibniz, Maryland, Rowman & Littlefield,
1999, pp. 273-300.
[118] Ibd., p. 273.
[119] Adams, Robert M., Leibniz: Determinist, Theist, Idealist, Oxford,
Oxford University Press, 1994, pp. 123-134.
[120] Ibd., p. 125.
[121] Kulstad, Mark, Did Leibniz Incline Toward
Monistic Pantheism in 1676? en VI Internationaler Leibniz-Kongress: Leibniz
und Europa, Hannover, Gottfried-Wilhelm-Leibniz-Gesellschaft, 1994, pp.
424-428.
[122] Lrke, Mogens, op. cit.
[123] Fazio, Rodolfo, Leibniz
lector de la tica: el papel de Spinoza en la reforma leibniziana de la
nocin de substancia, Ideas. Revista de filosofa moderna y contempornea,
N3, 2016, p. 86.
[124] Igualmente, destacamos los trabajos reunidos en Leibniz
frente a Spinoza. Una interpretacin panormica, en los que se buscar abordar
colectivamente una variedad de lecturas: Cf. Cabaas, Leticia y Esquisabel,
Oscar (eds.), Leibniz frente a Spinoza. Una interpretacin panormica, Granada,
Comares/UCA, 2014). As como el estudio
de Narvez, Mario, quien repara en la relacin de Spinoza con Leibniz y
Tschirnhaus, y analiza el inters de ambos en la cuestin del mtodo y de la
definicin en Spinoza. Cf. Narvez, Mario, La teora de la definicin en Leibniz, Spinoza y
Tschirnhaus, Revista Latinoamericana de Filosofa, N 46, Vol. 1, 2020,
pp. 109-129.
[125] Cf. GP IV, 523-524.